lunes, 15 de noviembre de 2010

Solución al ensayo de efectos

En los barcos en los que poco a poco fueron llegando los españoles a lo que más tarde se llamaría América, vinieron muchos productos culturales; uno de los más notorios, quizá fue el idioma. Sin embargo, con el español, el latín religioso y el árabe que vino en las carabelas europeas, los conquistadores fueron incapaces de comunicarse, pues en América del Sur existían un gran número de lenguas aborígenes, pero una estaba especialmente difundida pues pertenecía a un vasto imperio.Esta lengua era el quichua, que era hablada en todo el territorio conocido como Tahuantinsuyu, que abarcaba desde el sur de Colombia, hasta el norte de Chile.Ante esta realidad lingüística, los españoles pusieron mucho empeño en aprender el quichua para luego enseñarlo, pues ya que su uso estaba muy extendido en todo el sur del continente, lo querían utilizar como lingua franca, es decir, como un idioma indígena común a todas las etnias.Con el pasar del tiempo, los hablantes de español y de quichua fueron acostumbrándose a una convivencia lingüística, lo que produjo que ambas se vieran influenciadas respectivamente.Los efectos de la influencia que el quichua tuvo en el español, sobre todo en el de los Andes, fueron muy fuertes y se los puede verificar, tanto en las palabras quichuas que se fueron adaptando al español, como en las estructuras morfo-sintácticas del mismo idioma.

El español, sobre todo el de los Andes,, al convivir por ya largos quinientos años con el quichua, fue asimilando muchas palabras del idioma vernáculo de los Andes.Palabras que nos pueden sonar tan comunes en español, como cancha o chacra, provienen, para asombro de muchos, del quichua y fueron rápidamente asimiladas por el español para describir algunas realidades exclusivamente andinas.Sin embargo, no todas las palabras que provienen del quichua y que se han fusionado en el español de los Andes son entendidas por todos los hispanohablantes.Una larga lista de palabras como guagua, achachay o locro que también provienen del quichua, solo son entendidas como un fenómeno dialectal, es decir, por los hablantes de zonas andinas específcas.El quichua ha sido fuente de muchas palabras usadas por los hispanohablantes, tanto a nivel general, como a nivel dialectal.

Pero el quichua no solo influyó en el español de los Andes mediante palabras nuevas, sino que también lo hizo por medio de algunas estructuras morfo-sintácticas, es decir que modificó el uso de algunas formas típicas del español, así como el orden en el que aparecen las palabras en este idioma.Para un andino, el diminutivo no solo significa que algo es pequeño, como en el español general, sino que puede tener algunos matices de significación: pueden servir, por influencia del quichua, como intensificadores e incluso como formas afectivas.Como ejemplo podemos tomar las formas diminutivas ya mismito llega, ahoritita (que es ya un doble diminutivo) o por favorcito.De igual manera, formas como dame pasando o darás viendo, imposibles de comprender en el español general, son formas imperativas suavizadas, influencia directa del quichua.Los hispanohablantes de la zona andina, muchas veces sin saberlo, utilizan elementos morfosintácticos calcados del quichua en el español.

Como podemos ver, el contacto lingüístico que hay entre el español y el quichua ha hecho que en el español andino se pueda verificar el influjo, tanto de palabras, como de estructuras morfosintácticas típicamente quichuas.Algunas palabras del español general, pero sobre todo, muchas palabras de registro dialectal andino, provienen directamente del quichua.De igual manera, el español de los Andes se ha visto fuertemente influido por estructuras morfo-sintácticas quichuas, haciendo que la morfosintaxis española se vea enrarecida.